En este tema, aprenderás sobre el ciclo del agua y su función para las plantas, para la propia naturaleza y su impacto en el clima local.
El agua del planeta Tierra está (dicho de forma sencilla) en un ciclo continuo de evaporación, condensación, precipitación, filtración y escorrentía. Aunque en las últimas décadas la atención se ha centrado en el drenaje del agua de lluvia, se ha producido un cambio de conciencia debido al cambio climático. Para evitar inundaciones, se está intentando que el agua se filtre cada vez más a nivel local. Ejemplos de ello son, por ejemplo, la ciudad esponja, el desprecintado y el reverdecimiento de los tejados.
Además de reducir las inundaciones, las prácticas de almacenamiento de agua también contribuyen a mejorar el clima. El efecto de la evaporación del agua de las superficies de agua y de los terrenos no cubiertos de vegetación junto con la transpiración de las superficies plantadas se denomina evapotranspiración produce un enfriamiento local y la reducción de las islas de calor.
Investigadores de la Universidad de Wageningen cifran la capacidad de refrigeración de un árbol entre 20 y 30 kilovatios. Esto corresponde a unos diez aparatos de aire acondicionado o a una temperatura percibida entre 10 y 15 grados más baja.
La vida de las plantas depende de la disponibilidad de agua. El agua es necesaria para la fotosíntesis de las plantas y para la distribución de minerales y nutrientes dentro de la planta.